
Coordinadora de Solidaridad
con las personas presas
Relación de denuncias por torturas 1996
Tabla de las torturas durante 1996
Relación de denuncias por torturas 1997
Tabla de las torturas durante 1997
Relación de denuncias por torturas 1998
Tabla de las torturas durante 1998
Relación de muertes en la prisión 1996/98
Tabla de las muertes en prisión
APENDICE I Relación de denuncias ocurridas en años anteriores presentadas al CGPJ
APENDICE II Los informes del CGPJ
Gráficos de la tortura por carceles
Gráficos de la tortura por Comunidades Autónomas
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DENUNCIAS
POR TORTURAS
EN
LAS PRISIONES ESPAÑOLAS
1996
- 1998
INTRODUCIÓN
A finales de noviembre del pasado,
las personas y colectivos que formamos parte de la Coordinadora de Solidaridad
con las Personas Presas comenzábamos una campaña para denunciar
la vulneración de los Derechos Humanos en las cárceles españolas
y la absoluta indefensión y desamparo que sufren los presos a la
hora de hacer valer sus derecho y exigir esa efectiva tutela judicial que,
al menos en teoría, ampara a todos los ciudadanos, así como
el respeto a su dignidad.
Con este propósito, más
de cien personas, pertenecientes a una treintena de colectivos, mantuvieron
un encierro en la catedral de la Almudena, Madrid, que finalizó
días después tras una entrevista con Javier Delgado, Presidente
del Consejo General del poder Judicial, que se comprometió a estudiar
las quejas de los encerrados. Estos, a su vez, se comprometieron a presentarle,
un dossier detallados sobre situaciones concretas de vulneración
de esta tutela judicial. Cumpliendo con este compromiso adquirido, el 23
de febrero de 1998, se presentó al Presidente del C.G.P.J. un dossier
que recogía 58 casos en los que entendíamos que se había
quebrado esta tutela judicial.
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Las personas y colectivos en contacto
con los presos llevamos años conociendo multitud de casos de malos
tratos físicos, lesiones, amenazas y vejaciones en las cárceles
españolas, especialmente a presos en primer grado y aislamiento.
La mayoría de estas situaciones
no llegaban nunca a los juzgados ante el temor de los presos a sufrir represalias.
Una denuncia por tortura o malos tratos contra un funcionario conllevaba,
generalmente:
-
Un traslado a una cárcel distante,
con pérdida de contacto con familia y amigos.
-
Un retroceso en el grado de clasificación
con la correspondiente pérdida de posibles beneficios obtenidos
anteriormente, así como denegación de visitas, permisos,
etc.
-
Una denuncia por atentado, por parte de
los funcionarios, contra el preso para, de esta forma, justificar las posibles
lesiones que éste pudiera presentar tras la agresión (denuncias
estas que, ahora sí, son tenidas en consideración por la
Fiscalía y los Tribunales dando lugar a nuevas sentencias condenatorias
y a un aumentó de varios años de prisión en la pena
total a cumplir).
Cuando las agresiones son denunciadas,
éstas son inmediata y reiteradamente archivadas sin que, por el
juzgado, se practique, apenas, investigación alguna:
-
No se oía al preso, víctima
de la agresión. El Juzgado se limitaba a solicitar a la cárcel
un informe sobre lo ocurrido que, lógicamente, contradecía
las manifestaciones de la persona presa. En el mejor de los casos, el Juzgado
se limitaba a considerar la denuncia como meras alegaciones o pliego de
descargo a la denuncia de los funcionarios y correspondiente parte sancionador.
-
Tampoco la persona presa era reconocida
por el médico forense, si había reconocimiento éste
se producía muchos días después de la agresión,
cuando ya no quedaban marcas.
-
No se escuchaba a otros presos, testigos
de la agresión. El sólo hecho de estar preso restaba credibilidad,
a ojos del Juzgado, a su testimonio. Pero, además, las personas
presas que hubieren sido testigos de la agresión eran dispersados
por diferentes cárceles, con lo cual, si finalmente se conseguía
oírles en declaración, por el empeño puesto por la
acusación particular o popular, esta declaración se producía
mucho después y a ella no podía, normalmente, acudir la representación
del agredido por haberse producido lejos del Juzgado que tramitaba la causa.
Días después de presentado
el dossier, la Comisión Disciplinaria del Consejo General del Pode
Judicial acordaba la apertura de expedientes para investigar las actuaciones
de los Tribunales y juzgados en los casos denunciados. Los expedientes
abiertos fueron 31, habiéndose agrupado en cada expedientes los
casos relativos a cada una de las prisiones en las que se habían
denunciado vulneración de derechos.
Ocho meses después, el Consejo
General de Poder Judicial ha acordado el archivo de la mitad de las quejas
presentadas. Ha entendido que éstas se referían a "cuestiones
jurisdiccionales" que quedaban fuera de la vía disciplinaria.
Sin embargo, independientemente de
esta iniciativa, en noviembre de 1997 y la Asociación Pro Derechos
Humanos de Andalucía, miembro de la CSPP, se presentó una
queja contra el Juzgado de Vigilancia Penitenciaria de Granada, con competencia
sobre la cárcel de Jaén II. A esta queja se acompañó
un amplió dossier sobre las denuncias e irregularidades acaecidas
en la cárcel de Jaén II, no solamente relativas a malos tratos
y torturas. En mayo del presente año, el CGPJ, resolviendo esta
queja, afirma que "existen denuncias ante el juzgado de Vigilancia
Penitenciaria que ponen de relieve diversas cuestiones controvertidas como
la situación de desigualdad de los internos para acreditar sus versiones
de los hechos frente a los múltiples recursos del centro Penitenciario,
la conveniencia de que el Ministerio Fiscal motive sus informes, la limitación
de la actividad limitadora del Juzgado, que no suele exceder de la petición
de informe al Centro Penitenciario o las escasas visitas a dichos Centros
por los Jueces de Vigilancia Penitenciaria a que vienen obligados por la
Ley general penitenciaria".
Hoy un año después del
encierro de la Almudena, las torturas, malos tratos y vejaciones siguen
produciéndose en las cárceles españolas. Durante los
nueve primeros meses de 1998, la coordinadora de Solidaridad con las Personas
Presas hemos tenido conocimiento de 75 nuevas agresiones de funcionarios
a los presos y este número es tan sólo una pequeña
parte de la realidad carcelaria.
Según los datos de una encuesta
efectuada entre algo más de mil presos en el Estado español,
357 personas de los encuestados manifestaba haber sido maltratados físicamente,
lo que representa un 35% del total de las personas que respondieron la
encuesta. Este porcentaje sube hasta el 68% cuando nos referimos a los
presos en primer grado.
Al mismo tiempo, los propios presos,
sus abogados y los colectivos que forman la Coordinadora han recopilado
numerosos casos de torturas que tuvieron lugar en 1996 y 1997, años
a los que se refería el dossier presentado ante el CGPJ, y que habían
escapado a nuestro conocimiento. En todos los casos que ha sido posible
las asociaciones que forman la CSPP han denunciado judicialmente los hechos
y se han personado en las causas abiertas, en las que se encontraban archivadas
se a intentado reactivar la investigación judicial.
Fruto de ese trabajo es la existencia
de numerosas las causas que se encuentran abiertas en distintos Juzgados,
en las que han declarado como inculpados varios funcionarios de prisiones.
En algunos casos estos han sido acusados y se han celebrado, ya, algunos
juicios y otros están próximos a celebrarse:
-
Algunos Juzgado han reducido las trabas
al ejercicio de la acción popular de los colectivos de la PSSP (Las
querellas presentadas por la ACT contra funcionarios de la prisión
de Soto del Real en abril de 1998 han sido, todas, admitidas a trámite.
Inicialmente solamente una de ellas fue rechazada y, posteriormente, el
propio Juzgado rectificó y admitió a trámite la querella
presentada)
-
Otras causas han sido activadas después
de largo tiempo paralizadas o los Tribunales han revocado los archivos
iniciales y han ordenado la continuación de la investigación
-
Se ha abierto causas penales contra funcionarios
por denuncia falsa y falso testimonio después de que uno de ellos
hubiese denunciado por atentado a un preso al que había agredido
previamente.
Sin embargo, las torturas y las circunstancias
que hemos adelantado siguen produciéndose:
-
Los presos que denuncia torturas siguen
siendo trasladados a cárceles distantes (de Madrid a Asturias, de
Asturias a Cádiz, de Cádiz a Valladolid,
-
las numerosas denuncias y la nueva situación
ante los Juzgados, con las declaraciones como inculpados de los funcionarios
y la celebración de juicios en los que aparecen como acusados, han
dado lugar a graves represalias contra algunos de los presos denunciantes,
quienes han recibido nuevas agresiones para que retirasen las denuncias
formuladas.
-
Siguen formulándose denuncias por
atentado cada vez que un preso es agredido por los funcionarios con la
correspondiente apertura de una nueva causa penal contra este, así
como el correspondiente parte sancionador.
-
Se siguen denegando derechos a la obtención
de beneficios a los presos que denuncian torturas.
En este nuevo dossier se incluyen más
de 150 casos de torturas y malos tratos en los años 1996 y 1998.
Noviembre de 1998
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